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SUELTOS A LA NOCHE "4"
Por Néstor Colón
Ya en la precaria seguridad de mi cama, la noche vuelve a comer de mí, de mi texto, para dejarme a solas con la palabra nadie.
Luego me parte al medio, y ese otro, el que nunca duerme, me falsifica el aire, me ahoga con el peso muerto de lo perdido.
Ofrezco, a cambio, el peso devaluado de mi cuerpo como prenda de silencio, como inversión para un futuro luto. Y entre esas baratijas de un comercio nocturno, me deja su propina: para cuando abras los ojos -parece decir-.
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