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EL FIN
Por Graciana Petrone
Y aún temiendo que la venganza poseyera los dominios, jamás desistimos del deseo de esparcir las mieles por el mundo.
Profundamente creímos desposeernos de esta esclavitud de vástago y cuando más aún intentábamos amarnos resultaba que amanecíamos sobre un lecho de blasfemias.
¿Quién dijo que los atardeceres sin mentiras son perdurablemente eternos...?
1 comentario:
muchas gracias!! qué hermoso es escuchar la lectura y por internet!!! Bellísimo su gesto, muchas, pero muchas gracias!
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