Lucas Skoblar | Sin título

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SIN TÍTULO
Por Lucas Skoblar





El ambiente se llena de un aroma acogedor y los rayos del sol que se filtran por la ventana ya alcanzan su delicado cuerpo y lo rozan con ternura. El calor se apodera de todo su ser, pero es un calor placentero, un calor al que le gusta someterse una y otra vez para el gozo de su esposo y también para gozo propio.

Se suelta el pelo, se seca las gotas de transpiración que ruedan por su rostro y extiende los brazos hacia atrás para así quitarse esa prenda que ya sentía que sobraba sobre su cuerpo. Comienza a irradiar vapor y se encuentra jadeando involuntariamente.

De pronto mira hacia abajo y sonríe. Allí está lo que está buscando, allí está lo que la acalora tanto. Baja su mano y sostiene con fuerza esa forma cilíndrica. Luego comienza a moverla suavemente, pensando en el gozo que sentiría su esposo.

De repente, cuando lo oye entrar, suelta el cucharón y, aprovechando que ya se había sacado el delantal, toma la olla con sopa y se dirige a la mesa:

-¡Roberto, ya está la comida!












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